Dir. Robert Wiene. Guión: Carl Mayer, Hans Janowitz.
Género: suspenso, horror.
1919/1920
En el epílogo después de la aclaración del caso de Caligari, el espectador reconoce que sólo se trata de los delirios de un loco, lo que la convierte en una película más conformista y tranquilizadora. Esta elipsis, impuesta a los guionistas Janowitz y Mayer, causó un gran enfado pues el guión, originalmente, ejemplificaba un asunto muy importante para ellos, el militarismo. Janowitz había participado en la guerra, y volvió de ella con ideales pacifistas y un gran odio hacia el ejército, especialmente contra los mandos, cuya autoridad obligaba a millones de hombres a cometer asesinatos, e incluso los llevaba a su propia muerte. Así, Caligari personifica la autoridad absoluta, que convierte a su subordinado-culpable, en una víctima inocente del poder.
“Las películas deben ser dibujos a los que se les da vida”..., rezaba el lema de Hermann Warm, uno de los directores artísticos. Janowitz había sugerido para los escenarios al pintor de tendencias surrealistas Alfred Kubin, pero Wiene prefirió a los artistas expresionistas Warm, Reimann y Röhrig (pertenecientes al grupo artístico "El puente/ Der Sturm"), los cuales crearon todo un mundo propio de telas pintadas, pues ésta es una película concebida desde el punto de vista plástico, dónde la protagonista es la escenografía, repleta de líneas oblicuas, curvas, ondas y formas dentadas, muy ligadas a los modelos góticos.
Los decorados son estáticos, siempre vistos desde el mismo encuadre; al igual que la iluminación, totalmente plana. Son los propios subtítulos los que nos indican sí es de día o de noche, incidiendo especialmente en la noche.
Se introdujeron palabras dibujadas, que son la materialización de las palabras de Caligari. Además, tanto Caligari como Cesare parecen dibujados por un artista, son personajes salidos de la imaginación, recurso conseguido por su caracterización (la silueta de Cesare está dibujada en la tapa de su ataúd). Así logra crear esa imagen inquietante y amenazadora. En la misma línea , la iluminación, el vestuario y el maquillaje, que refuerzan la interpretación de los actores, a veces cercana a la pantomima.
Los decorados son estáticos, siempre vistos desde el mismo encuadre; al igual que la iluminación, totalmente plana. Son los propios subtítulos los que nos indican sí es de día o de noche, incidiendo especialmente en la noche.
Se introdujeron palabras dibujadas, que son la materialización de las palabras de Caligari. Además, tanto Caligari como Cesare parecen dibujados por un artista, son personajes salidos de la imaginación, recurso conseguido por su caracterización (la silueta de Cesare está dibujada en la tapa de su ataúd). Así logra crear esa imagen inquietante y amenazadora. En la misma línea , la iluminación, el vestuario y el maquillaje, que refuerzan la interpretación de los actores, a veces cercana a la pantomima.
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